jueves, 21 de enero de 2016

All I want(ed) for Christmas is you...


Acabamos de cambiar de año. Y, en consecuencia, acabamos de pasar una de las épocas más bonitas (y agobiantes) del año: La Navidad.

Lejos han quedado los “hacia Belén va una burra, ring ring”, los “fum, fum, fum” y demás villancicos populares que todos/as hemos cantado de pequeños/as (cada uno/a los suyos), ya que los hemos cambiado por los “All I want for Christmas is you” y los “Under the mistletoe”.

Y es que la Navidad ya no es lo que era. Ya no sale el abuelo a rascar la botella de Anís del Mono ni los/as niños/as cantan villancicos con la pandereta para ganarse el aguinaldo de los/as mayores.

En su lugar, los/as más peques hacen coreografías de canciones de Selena Gómez y se encierran en su burbuja a jugar con el iPad que les ha traído Papa Noel (esa tradición tan… tan… tan… yankee, que además inventó Thomas Nast para Coca-Cola). Y es que lo más importante en estas fechas ya no es el compartir y el estar cerca de los nuestros, no. Lo importante es tener los últimos vaqueros de G Star, llevar el mejor vestido a la cena de Navidad o lucir un Tag Heuer el día de fin de año.



La televisión nos bombardea a mensajes que nos inducen al consumo inconsciente e incontrolado (juguetes y perfumes se llevan el premio gordo) y aquello de “blanca Navidad” ya no se refiere precisamente a la nieve…

Hemos cambiado el modelo, eso está claro. Y no está mal, ¿eh?. No es una queja. Tan solo una observación. No es que el anterior modelo nos apasione, desde luego que no. Estamos a favor del cambio de modelo. Lo que no tenemos claro es que el que hemos adoptado sea el mejor. Estaría mejor que, por ejemplo, fuéramos capaces de acoger a alguien que vive bajo un puente y le diéramos una Nochebuena familiar y con un buen cabrito en la mesa. O que en vez de gastarnos una media de 235,00 € por españolen regalos, invirtiéramos una parte de ello en beneficencia.

Pero no, la sociedad consumista y el mundo que nos han construido (y que, no olvidemos, nosotros/as hemos comprado con los ojos cerrados) no nos invita a ello. Lo importante es que compremos, que deseemos algo, que lo pidamos a los/as nuestros/as para que sepan qué queremos que nos regalen. Y de eso, nosotros algo sabemos. No en vano, la Navidad es una de las épocas del año en que más trabajamos y más locos nos vuelven las marcas para las que trabajamos. Y eso para nosotros es algo bueno, ya que hacemos caja.



Pero por bueno que sea para nosotros, creemos que hay que tratar de ver las cosas con perspectiva para intentar que la Navidad nos haga un poco mejores en vez de un poco más consumistas. Pensemos en ello.

Por un 2016 lleno de éxitos, felicidad y cambios (a mejor).