Logos. Marcas. Eslóganes. Los tenemos por todas partes. Y la mayoría
de nosotros/as no nos damos ni cuenta. Los vemos por la calle, en el metro,
cuando leemos una revista, etcétera. Recibimos una cantidad importante de
impactos de marca al día y, seguramente, no somos conscientes del resultado que
estos tienen en nuestras vidas.
Relacionamos colores con determinadas
marcas o productos, tipografías ligadas a nombres comerciales, reconocemos
fabricantes a través de su imagen. Porque al final, es todo una cuestión de
imagen. Y la imagen desde hace tiempo, pero sobre todo en nuestros días, es un
activo más de cualquier marca. Y de ahí nace el concepto de branding.
Branding,
como ya debes suponer, es un anglicismo que vendría
a traducirse por algo parecido a marcadeando. Vale, la palabra nos la acabamos
de medio-inventar, pero nos referimos a la construcción de una marca. Y es un
concepto muy estratégico. Engloba variables tales como la identidad
corporativa, el nombre comercial, el posicionamiento, etcétera. Al final, no es
más que la mejor manera para diferenciarse del resto y, finalmente, destacar.
Pero a lo que íbamos. No hace mucho leí en
alguna revista del sector (sinceramente ahora mismo estoy en la playa tomando
el sol y mi conexión es un poco lo peor, así que no puedo buscar dicho estudio,
perdóname... Por no poder dar el dato y por sí te he dado un poco de envidia)
que, en occidente, recibimos una media de 3.000 impactos de marcas al día. Si,
al día. ¿Te habías dado cuenta? Las marcas te bombardean más de lo que lo hacen
los Estados Unidos sobre Irak. Y ya es decir.
Todos/as hemos estado en ciudades como Nueva York o Tokyo, o por lo
menos hemos visto esas fotos de sus calles inundadas por esos terribles
letreros luminosos que tapan la (dudosa) belleza que puedan esconder sus
edificios. En un solo abrir y cerrar de ojos, en esos lugares nos llegan
visualmente más de 200 bofetadas de marcas. Y en menos de 5 segundos. ¿Te lo
habías planteado en alguna ocasión?. Tendemos a pensar que, de ninguna manera,
esos logos-colores-marcas influyen en nosotros/as. Pero lo hacen. Y mucho
(creednos, nos dedicamos a ello entre muchas otras cosas)
Una marca no es sólo eso, la marca. También son toda una serie de
valores que, inconscientemente (lo que hablábamos antes sobre la influencia),
relacionamos con determinadas marcas/productos/compañías. Por ejemplo, si vas a
conocer a los padres de tu novio/a y decides llevar algo para beber, existirá
una gran diferencia si llevas una botella de Dom Perignon o si llevas una de
Rondel Oro. Y aunque no debiera de ser así (ya que seguramente no tratarás ni
mejor ni peor a tu pareja por llevar una u otra), lo es. Saca tus propias
conclusiones respecto al tema. Si es que no las tienes ya.
El aluvión de golpetazos de imágenes comerciales que sufrimos tiene
un por qué. O varios. Y nos influyen en muchas cosas, a veces hasta en la
manera de relacionarnos humana y socialmente con otras personas. Para qué luego
nos digan que se puede vivir alejado de ellas...